Uno de los objetivos de la propuesta era otorgar al estadio un acceso público ya que tenía 57 puertas, pero ninguna entrada. El diseño de la entrada bajo el gran vuelo hacia el Paseo de la Castellana proporciona una cara y una entrada pública desde la ciudad: el gran lobby del Estadio Santiago Bernabéu.
Siendo singular, la geometría de la nueva envolvente no es casual. Sus superficies curvadas reflejan la luz de manera cambiante; sus suaves aristas curvas expresan energía y dinamismo.
La forma de la envolvente se amolda a las necesidades del nuevo programa terciario, creciendo o retrayéndose sin perder su unidad o su carácter.
El revestimiento ventilado de metal, se ha diseñado para permitir o bloquear el paso de la luz de acuerdo a distintas situaciones. Constructivamente, las superficies regladas y desarrollables posibilitan un proceso de fabricación que, aun siendo necesariamente de alta tecnología, permite el ensamblaje de grandes piezas en taller.
Se busca la noble cualidad reflectante del acero que, con un tratamiento superficial específico, provoca ese característico reflejo cálido y difuminado a la fachada, junto con la curvatura y sinuosidad de las formas.